Podéis encontrar una gran variedad de filloas. Recordad que las tenemos de leche, las que combinan leche y agua, las de caldo, de sangre, etc.
Pero hoy vamos a hacerlas de caldo, tal como se hacían antaño. El caldo puede ser el típico caldo gallego u otro tipo de caldo, yo en esta ocasión he utilizado un caldo de verduras, eso sí, el caldo debe estar completamente frío.
Si no tenéis caldo pero os apetece comer filloas, podéis hacerlas solo con agua.
Debéis tener en cuenta que como toda receta tradicional, hay tantas recetas como cociner@s que las preparan, todas son buenisimas no tengáis duda.
Las filloas de caldo son las perfectas para rellenarlas con algo salado, pero también pueden ser dulces, añadiéndole al final un poco de azúcar o azúcar con canela. Espero que os gusten.
En un bol grande agregamos el caldo, los huevos, pizca de sal y la harina.
Lo batimos hasta que consigamos una crema homogénea, lo dejamos reposar durante una hora más o menos.
Calentamos una sartén de hierro o de las que no se pega nada, la untamos muy bien con el aceite ayudándonos con un pincel o papel de cocina.
Cuando esté caliente, vertemos un poco del amoado en la sartén, dándole vueltas a la sartén para que se reparta por el fondo, hay que poner poca cantidad para hacerlas lo más finas posibles.
Cuando la orilla de la filloa empiece a despegarse, le damos la vuelta y la dejamos hacer por el otro lado.
Continuamos hasta terminar.
Las dejaremos en la nevera si nos sobran o no las vamos a utilizar inmediatamente.